"Uninorte fue mi segunda casa": emotivo reencuentro de pensionados en su alma mater
En el marco del programa “Uninorteños por siempre”, la Dirección de Gestión Humana organizó un segundo encuentro para que compartieran sus vivencias y la importancia de los vínculos afectivos construidos a lo largo de sus años de servicio en la institución.
"Cuando llegué a Uninorte era bachiller, pero la universidad me ofreció tantas oportunidades que terminé con una formación técnica y muchas más experiencias de las que jamás imaginé", así relató Ricardo Enrique Jiménez Fontalvo, quien trabajó durante 41 años y medio en la Universidad del Norte, su experiencia en esta institución. Ricardo, ahora pensionado desde diciembre de 2023, fue uno de los asistentes al segundo encuentro de pensionados que la Dirección de Gestión Humana organizó el lunes, 9 de septiembre, en el restaurante Bocas de Ceniza, como parte de la iniciativa “Uninorteños por siempre”.
El evento reunió a pensionados que, a lo largo de su vida profesional, contribuyeron de manera significativa al crecimiento y consolidación de Uninorte. Este espacio fue un homenaje a su dedicación, con el objetivo de fortalecer los vínculos afectivos que construyeron durante sus años de servicio. Para Jiménez Fontalvo, este reencuentro fue más que una simple reunión. “Es muy importante para mí reencontrarme con compañeros de tantos años. Esto es lo que más valoro, las personas y la oportunidad de volver a verlas. Son momentos que no se olvidan fácilmente”, dijo emocionado.
Según Alexandra Parra Pacheco, jefe de Bienestar Organizacional, el objetivo fue “reconocer y agradecer el trabajo de nuestros pensionados, quienes han sido parte esencial de la comunidad Uninorte”. Además, este segundo encuentro del año les permitió revivir momentos compartidos con colegas y mantenerse vinculados a los beneficios que ofrece la universidad.
Este es el segundo evento de este tipo que organiza la universidad. El primero se llevó a cabo en abril en la Unidad Country de Combarranquilla, pero en esa ocasión, los pensionados pidieron volver al campus para conocer las nuevas instalaciones, como el restaurante Bocas de Ceniza. De esta manera, los pensionados pudieron disfrutar de una experiencia de café, conversar con antiguos compañeros y conocer los servicios y ofertas que Uninorte tiene para ellos, como el club de beneficios y la posibilidad de participar en actividades recreativas y formativas.
“El objetivo principal es poder encontrarnos con ellos al menos dos veces al año, una por semestre, y ofrecerles experiencias enriquecedoras. Muchos de ellos participaban en nuestras caminatas ecológicas, y ahora podrán seguir haciéndolo. De hecho, ya tenemos programada la primera caminata del semestre para el 27 de septiembre en Solinilla”, informó Parra.
Gratitud y pertenencia
Evelyn Llinás, quien se retiró en enero de este año después de 30 años de servicio, no pudo evitar emocionarse al hablar de su experiencia en la universidad: “Volver aquí trae tantos recuerdos. La familiaridad con que nos tratamos siempre fue algo especial. No nos veíamos como simples compañeros de trabajo, sino como una familia. Estoy agradecida con Dios por haber formado parte de Uninorte”, expresó.
Evelyn fue coordinadora del Programa de Orientación Académica en el Centro de Recursos para el Éxito Estudiantil (CREE), y su labor dejó una huella profunda en la institución. Recordó con cariño las muchas oportunidades de aprendizaje que le ofreció la universidad, tanto en lo profesional como en lo personal.
Por su parte, Álvaro Augusto Álvarez Sánchez, quien se pensionó en 2021 tras 35 años de servicio como analista documental, destacó el impacto que Uninorte ha tenido no solo en su vida, sino en la de su familia. “La universidad siempre ha sido como una gran familia para mí. Aquí hice mi carrera profesional y luego una especialización en Gerencia de la Calidad. Pero no solo fue mi crecimiento, sino el de mi familia. Mi hijo menor estudia aquí Negocios Internacionales y Administración de Empresas, y eso es algo que siempre agradeceré”, comentó con orgullo.
De igual forma, para Ricardo Jiménez Fontalvo, su paso por Uninorte no solo se midió en años de servicio, sino en las relaciones humanas que construyó a lo largo del tiempo. “La universidad no era solo un lugar de trabajo, era mi segunda casa. Aquí formé grandes amistades, y lo más valioso fue siempre el apoyo que recibí, tanto en lo profesional como en lo personal. Incluso conformamos un grupo dentro del Departamento de Química y Biología llamado ‘La JODA’, la Junta Organizadora de Agasajos, donde compartimos momentos inolvidables”, relató entre risas. Estos recuerdos, que guarda con gratitud, reafirman su sentido de pertenencia a una institución que le brindó mucho más que una carrera, le regaló una vida llena de experiencias enriquecedoras.
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