Stanislas Dehaene: la neurociencia nos explica cómo aprendemos a leer
El neurocientífico francés presentó sus hallazgos sobre cómo reacciona el cerebro a los estímulos de la lectura. De esta forma sugiere cuál es el método más efectivo para que los niños aprendan a leer.
Stanislas Dehaene, neurocientífico francés y autor de diversos libros —varios de estos best seller mundial— ha centrado su carrera científica en estudiar el cerebro para responder una pregunta: ¿cómo surge el proceso de aprendizaje en el ser humano? Desde hace cinco años se desempeña como presidente del Consejo Científico para la Educación en Francia, cargo desde el que ha comenzado a aplicar sus hallazgos investigativos para contribuir en el rediseño del sistema educativo de ese país.
Durante la Cátedra Europa Uninorte, Dehaene estuvo como invitado especial en el XI Seminario de Educación e Infancia: Alternativas pedagógicas para aprender a leer en el mundo de hoy, que se realizó el miércoles, 4 de octubre, en el que ahondó sobre los procesos de cognición, aprendizaje y consciencia en el cerebro, centrado en el concepto de aprender a leer. La lectura, desde su perspectiva, ha sido fundamental para nuestra civilización, sin embargo, no se le presta la atención que merece.
Para entender cómo los humanos aprenden a leer, el francés ha recurrido al uso de tomografías por resonancia magnética, que le han permitido descubrir que este proceso no empieza de cero. Su teoría se basa en que el cerebro tiene la misma fisionomía desde los dos meses de vida hasta la edad adulta, y con el tiempo desarrolla redes neuronales que le permiten acelerar el entendimiento. Desde antes de nacer, los niños son estimulados por el lenguaje hablado.
De acuerdo con Dehaene, al leer utilizamos las mismas áreas del cerebro que cuando escuchamos el lenguaje hablado, al mismo tiempo se activan las áreas auditivas y de reconocimiento facial en el cerebro; esto último se relaciona con el reconocimiento de las letras. De modo que antes de aprender a leer, el cerebro reconoce herramientas, rostros y espacios y hay una región que posee plasticidad, es decir, que es flexible a nuevo conocimiento y que se utiliza al aprender a leer.
Respecto a la edad para aprender a leer, un debate reciente, el experto señaló que no solo se trata de edad sino de la preparación de los niños. “Para que un niño aprenda a leer bien es necesario que tenga excelente vocabulario en el idioma hablado y excelente fonología. Esto puede tardar algún tiempo en desarrollarse, podemos ayudar estimulando a los niños pequeños con el lenguaje hablado, pero generalmente es solo alrededor de los 5, 6 o 7 años cuando los niños están listos con suficiente vocabulario y distinciones fonológicas para aprender a leer”, dijo y señaló que, en ese sentido, el preescolar debería centrarse en el lenguaje hablado para preparar a los niños para la lectura.
Dehaene recalcó que un niño debería llegar a leer 50 palabras por minuto durante el primer año de aprendizaje, por lo que el método para aprender a leer más efectivo es enseñarle a través de fonemas y grafemas, en lugar de hacerlo por medio del descubrimiento. El método que propone consiste en una progresión sistemática basada en las estadísticas de los fonemas más utilizados en el lenguaje, que se trabaja en la asociación entre lectura y escritura. Por el contrario, el aprendizaje por descubrimiento apunta a que el estudiante encuentre los conocimientos, relacione conceptos y asimile la información por su cuenta.
“El cerebro infantil es un órgano muy estructurado, dotado desde el nacimiento de una considerable plasticidad. Esta supercomputadora necesita ser alimentada con entradas estructuradas y un plan de estudios bien diseñado para una enseñanza explícita”, señaló el neurocientífico.
Otra de las participantes del seminario fue Ghislaine Dehaene-Lambertz, pediatra francesa, profesora y directora del Laboratorio de Neuroimagen del Desarrollo del CNRS, quien habló del poder de aprendizaje de los bebés.
Aunque suele pensarse que el desarrollo de los niños es lento, pues necesitan ser cuidados y alimentados, la invitada explicó que, durante los dos primeros años de vida, las personas aprenden los elementos más complicados de todo el reino animal: el lenguaje, la cognición social y la metacognición, o la interpretación de símbolos.
Según dijo, a partir del último trimestre del embarazo, existe una arquitectura cerebral lo suficientemente compleja para que un niño cree hipótesis sobre el mundo y entienda patrones. “En sus primeros años de vida desarrollan la posibilidad de entender símbolos, e incluso, discernir cuando un adulto les está enseñando algo a través de señales no verbales de comunicación pedagógica, como contacto visual y entonación”, agregó.
La jornada cerró con la presentación del plan de lectura del Atlántico, a cargo de la secretaria de Educación del Atlántico, María Catalina Ucros. El seminario se desarrollará hasta el 5 de octubre con intervenciones de expertos sobre diversos temas de actualidad en el mundo de la pedagogía.
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