Observatorio de Salud Mental desde el Bienestar analiza desafíos pospandemia en la salud mental de jóvenes
Jean David Polo, director del observatorio, habla sobre las crecientes problemáticas de salud mental en esta población y propone estrategias para mejorar el bienestar en la región.
La pandemia por COVID-19 se convirtió en la crisis de salud pública más fuerte a nivel mundial desde la gripe española a principios del siglo pasado, tras la primera guerra mundial. Según cifras oficiales de la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad dejó 680 millones de infectados y 6,8 millones de muertes entre marzo del 2020 y marzo del 2023. Más allá de los estragos que el virus pudo causar en nuestros cuerpos, la cuarentena y situación de aislamiento que trajo consigo impactó profundamente la salud social y psicológica de las personas alrededor del mundo.
Así lo destaca el doctor Jean David Polo, director del Observatorio de Salud Mental desde el Bienestar de la Universidad del Norte, quien advierte que desde el inicio de la pandemia se viene presentando un aumento significativo en la demanda de consultas psicológicas y psiquiátricas en la región Caribe colombiana. "Las EPS y el Ministerio de Salud han reportado un crecimiento astronómico en la demanda de servicios de salud mental", afirma Polo. Este incremento está asociado con un aumento en la ideación suicida entre jóvenes y adolescentes, así como una mayor incidencia de emociones intensas de tristeza, desasosiego y soledad.
De acuerdo con el doctor en comportamiento social y organizacional, este pensamiento autolesivo y los trastornos emocionales han aumentado significativamente en esta población desde la crisis sanitaria. "Muchos jóvenes se sienten cada vez más solos y sin sentido en sus vidas, lo que los lleva a buscar salidas desesperadas", comenta Polo. El experto también subraya que esta situación refleja una carencia de sentido en muchos jóvenes que se sienten cada vez más aislados y desamparados.
La universidad como refugio, apoyo y factor protector
Según Polo, una de las posibles razones por las que la población joven se ha visto tan afectada en su salud mental se relaciona con el hecho de que la familia, que tradicionalmente ha sido un factor protector, ha dejado de cumplir este rol en una cantidad significativa de casos. "Tenemos muchísimas familias disfuncionales, y durante la pandemia muchos jóvenes prefirieron estar en la universidad que en sus casas", explica Polo. Por ello, la universidad se convirtió en un refugio, un lugar donde los jóvenes podían sentirse comprendidos y apoyados.
En respuesta a esa realidad, la Universidad del Norte ha implementado estrategias para apoyar a sus estudiantes. La ruta de salud mental es un recurso crucial que proporciona un marco claro para que los profesores sepan a quién acudir cuando un estudiante necesita ayuda, asegurando que los problemas de salud mental se aborden de manera adecuada y oportuna. Según el experto, los estudiantes necesitan saber que no están solos y que tienen acceso a apoyo profesional. "Es importante que todos los profesores tengamos conciencia de la ruta de salud mental que tiene la universidad", enfatiza Polo.
El Centro de Acompañamiento Estudiantil (CAE) ha sido otro pilar fundamental en el apoyo a los estudiantes. "El hecho de que el CAE ahora sea una unidad independiente, que tenga una concepción mucho más cercana, ha ayudado a los estudiantes a tener ese acceso", señala Polo. Este centro ofrece consejería y apoyo emocional, creando un ambiente seguro donde los estudiantes pueden hablar sobre sus problemas y recibir orientación profesional.
El Centro Médico de la universidad también juega un papel crucial en el apoyo a la salud mental de los estudiantes. Allí pueden acercarse cuando se sientan desbordados y pedir una consulta. Este centro ofrece atención por psicología y psiquiatría, proporcionando una red de apoyo integral para los estudiantes que enfrentan problemas de salud mental.
El machismo y la falta de espacios de expresión emocional: factores culturales que afectan la salud mental en el Caribe
De acuerdo con el director del observatorio, la cultura machista y la falta de reconocimiento emocional en la sociedad colombiana exacerban las problemáticas de salud mental. "Somos una cultura donde las personas no son libres de hablar de sus emociones; hay una censura que las tacha de débiles", explica.
Este entorno cultural puede magnificar problemas menores, creando un efecto bola de nieve que agrava la situación mental de las personas. Además, la disminución de espacios de esparcimiento para la sana expresión emocional y el aumento de la violencia en eventos públicos reflejan una creciente incapacidad para manejar el estrés y las emociones de manera saludable.
Los espacios de esparcimiento que antes servían como válvulas de escape emocional, como el Carnaval, se han convertido en escenarios de confrontación, explicando que las tensiones familiares se exacerban con el consumo de alcohol, lo que lleva a situaciones de violencia.
Un aspecto preocupante que Polo menciona es el aumento de las representaciones violentas en espacios públicos, lo que también podría estar vinculado a procesos de salud mental. Prueba de ello pueden ser las altas cifras de riñas callejeras, los problemas con las barras bravas o el más reciente altercado en el partido de la final de la Copa América en Estados Unidos, en el que estuvieron involucrados muchos colombianos.
Aunque el observatorio aún no ha centrado su investigación en este fenómeno, Polo reconoce que la violencia puede ser una manifestación de la incapacidad de las personas para manejar conflictos de manera saludable. "La violencia se convierte en la forma en que una persona dice que no está de acuerdo cuando siente que no puede hacer otra cosa", explica.
Por eso, el Observatorio de Salud Mental desde el Bienestar, junto con la Secretaría de Salud del Departamento, trabaja en proyectos para visibilizar y abordar los problemas de salud mental en la región. Un estudio reciente en colaboración con colegios en el sur del departamento busca obtener datos precisos sobre la salud mental de los jóvenes.
"Uno de los objetivos es hacer recomendaciones a los alcaldes sobre cómo mejorar la salud mental en sus municipios", señala Polo. Además, la Universidad del Norte, a través del observatorio, está comprometida con la transformación de las condiciones del Caribe, visibilizando problemas y proponiendo soluciones basadas en datos empíricos. Polo destaca que es fundamental impactar la política pública para lograr cambios sostenibles en la salud mental de la población.
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Por último, Jean David Polo hace énfasis en las cifras de salud mental y la necesidad de apoyo comunitario. "Es crucial no minimizar los problemas y estar atentos a los cambios en el comportamiento de nuestros amigos y familiares", advierte. Además, subraya la importancia de buscar ayuda profesional en lugar de recurrir a soluciones no especializadas.
El trabajo del Observatorio de Salud Mental desde el Bienestar continúa siendo vital para entender y mejorar la salud mental en la región Caribe, buscando siempre un enfoque basado en datos y bienestar. El director del centro de investigación invita a los ciudadanos a estar atentos a las señales de alerta en su entorno y a tomar un rol activo en el apoyo a quienes lo necesiten, subrayando que el compromiso con la salud mental es un esfuerzo colectivo.
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