Nuestros nuevos mejores AI-migos
La llegada a la cotidianidad de las plataformas de inteligencia artificial ha generado cambios rápidos en la forma como realizamos nuestras tareas, sin embargo, como en toda nueva tecnología, el uso que se le da define lo beneficioso o riesgoso que puede llegar a ser.
Nos los presentaron hace poco más de dos años, pero viven entre nosotros desde hace rato. Es una relación de encuentros y desencuentros, porque les ha costado crear confianza y de vez en cuando nos mienten. En los últimos meses hemos estrechado nuestros lazos y nos vemos todos los días. Realmente es un grupo grande de AI-migos y cada vez se unen más al clan.
Es posible que, con tantos, ya sea más difícil decidir con quién más pasar el tiempo, incluso, en el futuro cercano, es posible que entre ellos se casen o tengan hijos que seguramente se podrán quedar en nuestra casa de forma más física.
Al principio fueron relaciones que no nos exigían lo material, solo saber lo que más se pudiera de nosotros, pura información. Pero, de repente, empezaron a decir que si querían más confianza de nuestra parte necesitaban un pequeño gasto o gratificación material ($). Como en cualquier relación, si tú me das yo te doy. Claro, en reciprocidad ellos me darían su información más confiable y hasta me podrían ayudar con lo que hago a diario.
Yo sé que algunos siguen mintiendo, queremos creer que son alucinaciones, pero la verdad creemos que están cogiendo las mañas de sus progenitores. Al fin y al cabo, fueron creación de la imperfección humana y de ahí que reúna tanto todas sus virtudes como sus errores. El problema parece radicar en que deciden sobre lo que más les repiten; es una cuestión de probabilidad: entre más le repitamos más aprenden, pero si repetimos cosas erróneas esas son las que aprenden y las que luego nos presentan sin ningún asomo de vergüenza.
A veces esperamos que no les hable mucho de nosotros a quienes no conocemos, pero esos primeros regalos de información ya quién sabe en qué buenas o malas manos anden y quién sabe si alguna vez nos perjudiquen. Ellos nos avisaron y nosotros, con esa confianza y desfachatez de aceptar todo sin leer la letra pequeña, aceptamos. Todo se veía tan bonito y fácil que la relación fluía. En algunas ocasiones hasta parecían leer nuestro pensamiento, cuando nos enviaban dibujos que les describíamos con palabras y que mágicamente nos mostraba con rapidez absurda y un detalle más allá de nuestra imaginación.
Nos da un poco de miedo que mucha gente hable de los AI-migos, creyendo que los conoce, pero no se preocupan por su carácter imperfecto. Es más, hay algunos que se aprovechan vendiendo a esos AI-migos como cascabeles y espejos que dan todas las soluciones y a cambio reciben oro. Eso seguro también lo aprenden los AI-migos y ¡qué miedo! Pero bueno, todo falso profeta a la larga… ¿se descubre o se reinventa?
Con el que más nos la llevamos es con chatGPT (eso dicen las estadísticas), pero cuando queremos algo especial le podemos pedir el favor a primos como Gemini, Claude, Perplexity o a uno relativamente muy cercano que se llama Copilot. Es que a este último lo conocemos de hace rato, porque es nieto de un CLIP con Ojos que aparecía en nuestra pantalla de MSOffice cuando presionábamos F1 en el teclado, pero ese CLIP no nos entendía muy bien y terminaba respondiendo lo que él quería que le preguntara, por eso casi nunca lo usaba y terminaba preguntándole a un amigo de carne y hueso.
Con el nieto las cosas son más fáciles, aunque hemos tenido que aprender a preguntar es algo que parece más divertido. Primero le decimos que se crea que es alguien, es decir que asuma un rol o se personifique. Luego le decimos lo que queremos que haga, es decir la acción que debe ejecutar. Importante también ordenarle que nos lo presente en un formato adecuado (documento, presentación, tabla e incluso dibujo), algunos primos ya lo dicen hablado e incluso con una persona, no de carne y hueso, sino de cable y acceso; acceso a mucha información que emula a un ser humano.
Si queremos algo más cercano a lo que conocemos, podemos darle nuestra información sobre el tema (lo que nosotros ya sabemos). Eso sí, tenemos que darle la instrucción explícita de no compartirla con nadie, porque ya sabemos que además de ser un poco mentiroso, es muy chismoso, y aunque le entregamos confianza eso no quiere decir que puede andar diciendo por doquier y sin control lo que nosotros le hemos compartido.
No sabemos si los AI-migos traerán a otros AI-migos, pero sí podemos estar seguros de que se van a quedar y van a evolucionar mucho más rápido que sus progenitores. Lo que debemos hacer es educarlos, no con probabilidad, sino con derechos y deberes en los que primen la verdad y la honestidad, valores en los que sus progenitores lastimosamente no hemos sido los mejores ejemplos.
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