Expertos cuentan cómo aprovechar los avances tecnológicos en foro del BID

"Reinventando la inclusión", así se tituló la jornada organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo, en donde cinco conferencistas internacionales, cada uno con una perspectiva diferente del mundo de los negocios y el emprendimiento en la era digital, reflexionaron el 29 de octubre sobre cómo vivir esta "época de cambios", en la XXI edición de Foromic.

“Estas actividades profundizarán en cómo la innovación, impulsada por tecnologías emergentes y modelos de negocios disruptivos, está transformando el concepto de inclusión en los servicios financieros, el emprendimiento y el desarrollo de nuevas habilidades”, manifestó Alan Kind, director de Aprendizaje, Innovación y Conocimiento del Grupo BID, quien abrió el evento en el Coliseo Los Fundadores. Las actividades se llevarán a cabo hasta el 31 de octubre en el Puerta de Oro, con conferencias alternas en diferentes escenarios.

Ignacio Peña, fundador de Surfeando Tsunamis, habló sobre todas posibilidades en las que trabajan los seres humanos y los alcances inimaginables a los que ha llegado la tecnología. Desde cohetes que pueden viajar a cualquier parte del mundo en menos de una hora hasta la medicina del rejuvenecimiento, Peña se concentró en la idea de que existe el potencial humano para alcanzar cualquier objetivo que parece imposible, pero la clave, desde su perspectiva, es “qué futuro queremos construir”, especialmente teniendo en cuenta el cambio climático, y "qué estamos pagando por el estilo de vida insostenible”.  

Javier Borkenztain, cofundador de Fiter, se concentró en el impacto de la tecnología en el sistema financiero, específicamente con el caso del Bitcoin, como una forma de eliminar intermediarios en transacciones de dinero. El uruguayo aseveró que esta moneda electrónica podría, eventualmente, reemplazar al dinero. “Es la internet del valor, no necesitamos de intermediarios para generar confianza”, argumentó.

La conferencia de Tadashi Suzuki, creador de Quipper, trató sobre la necesidad de aumentar nuestra rareza, en cuanto a los conocimientos aplicables al área laboral para sobrevivir en las nuevas condiciones del mercado laboral. Suzuki partió de la idea que, gracias a los avances de la medicina, los humanos viviremos más tiempo y, por lo tanto, en lugar de trabajar hasta el retiro en un solo trabajo, debemos ajustarnos a diferentes escenarios. “En la era de la longevidad no me va a servir trabajar en una sola cosa”, puntualizó. Por esta razón, el español propuso dedicar diez mil horas a tres actividades completamente separadas la una de la otra, para de esta forma lograr una experticia “rara” e invaluable.

El creador de Rocket Cartoons, Bryan López, habló de su propia experiencia de diez años en la industria de las caricaturas. Lo que comenzó como un sueño lo llevó a ser el encargado de la primera empresa latina en venderle contenido a Cartoon Network, Dreamworks y otros gigantes de la animación. “Lo más importante es hacer más y más cartoons, para que crezca la propiedad intelectual de la empresa, que son nuestros activos”, explicó el conferencista costarricense.

El ciclo de conferencias fue cerrado por Adolfo Lucero, vicerrector de la Escuela de Diseño Altos de Chavón. Ubicada en República Dominicana, esta institución educativa fundada hace 40 años tiene una tradición en el mundo del diseño y el arte. “Nuestro objetivo siempre ha sido caminar de la mano de las necesidades del mercado”, expresó el vicerrector sobre la fórmula que los ha llevado a la conexión con la tecnología. Desde su punto de vista, el diseño debe ser una herramienta para comunicar y potencializar las nuevas ideas.

Al final los cinco invitados, a manera de conclusión, reflexionaron sobre la situación de la economía en esta era digital: “El desafío dejó de ser local, las empresas pueden buscar al mejor experto disponible en cuestión de minutos”, dijo Borkeztain. López estuvo de acuerdo y agregó, “con lo que logramos se influencia e inspira a otras personas en cualquier parte del mundo”.

Por Leonardo Carvajalino