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Estimado Egresado Uninorte,

Desde que asumí como rector en 2018 he tenido la impresión de que una de las fortalezas de la Universidad del Norte es la calidad de sus estudiantes. Lo he podido comprobar en estos tres años de interacción con ellos en las clases, de conocer de cerca la relevancia de sus logros y de dimensionar la rigurosidad de su preparación profesional. Nuestra gran satisfacción como formadores es que más tarde estos estudiantes empiezan a sobresalir como egresados y enarbolan el nombre de la universidad, porque son ustedes, egresados, el producto que mejor refleja el quehacer académico y formativo que ejercemos.

Pero no solo queremos entregar buenos profesionales a la sociedad, nuestra misión principal es entregarle buenas personas. Por eso queremos que los profesionales que formamos sean felices. Un buen profesional debe ser feliz sobre todas las cosas. De poco sirve ser muy inteligente, pero una persona amargada o llena de frustraciones, porque finalmente nadie se aguanta por mucho tiempo a ese tipo de compañeros, jefes o colegas. Hay que entender que la felicidad no necesariamente está en el trabajo, sino en las pequeñas cosas que cada uno disfruta desde su individualidad. Sean felices y no se olviden de invertirle tiempo a esas pequeñas cosas.

La coyuntura global de pandemia que nos ha afectado de algún modo a todos, también ha sido un tiempo propicio para la reflexión personal de cada uno. Probablemente muchos de ustedes decidieron cambiar su rumbo profesional, porque descubrieron que no eran felices o que no estaban conformes con el estilo de vida que llevaban o que, simplemente, perdieron el interés en lo que hacían.

Estudios mundiales que han analizado la situación laboral durante la pandemia, desde el impacto del trabajo remoto hasta el desempleo que generó el cese de actividades, que golpeó sobre todo a los jóvenes, arrojan resultados que hay que analizar con detenimiento. Particularmente, me llama la atención que, de una u otra forma, las personas empezaron a cuestionarse si eran felices en lo que hacían o si merecía la pena sacrificar sus metas personales a cambio de un trabajo absorbente. Son cosas que un profesional debería preguntarse constantemente.

Así que, por encima de todo, deseo que persigan siempre su felicidad. Esta debe ser la prueba mayor de la calidad de la educación que recibieron en estas aulas, bibliotecas, laboratorios, cafeterías, canchas deportivas, corredores, de parte de sus profesores y compañeros de estudio. También trabajen mucho, porque desde el ejercicio de su profesión podrán aportar a su entorno inmediato, pero no olviden ser generosos con los más vulnerables, ser buenos miembros de familia, dediquen tiempo a cultivarse intelectualmente por medio de la lectura, el diálogo, los viajes, los posgrados, para que sigan siendo personas productivas que contribuyan al crecimiento del bienestar colectivo.

Indudablemente, estos casi dos años no han sido fáciles. En medio de la dificultad tuvimos que adaptarnos a esa llamada nueva normalidad de relacionarnos a través de la virtualidad, tanto en el plano personal como laboral. De un tajo, la situación nos recordó que en nuestras vidas hay muchas cosas que se nos salen del control que quisiéramos tener, pero aprendimos que con disciplina, constancia y optimismo podemos vencer los obstáculos que nos van apareciendo en el camino de la vida.

Uno no tiene control completo de lo que se encontrará en ese viaje en el tiempo y el espacio que es cualquier vida humana. Lo que sí es decisión nuestra es el cómo reaccionamos ante las dificultades y lo empinado, pantanoso o enmarañado que resulta la ruta que hemos elegido transitar. Tengan en cuenta que siempre elegimos sin tener a la mano la información completa, lo que hace que nuestro destino y las elecciones que hacemos estén marcadas por una constante incertidumbre.

Al final depende del tesón con el que luchamos por lo que queremos. Quienes reaccionan con fortaleza de carácter, voluntad inquebrantable, alegría, pasión, suelen avanzar más que quienes se amilanan, se dejan avasallar por los obstáculos y no enfrentan la situación difícil con optimismo. Estos suelen abandonar el camino y no alcanzan la meta anhelada. Sean más como los primeros, asuman los retos con la confianza en sus capacidades, porque una y otra vez han demostrado que pueden lograr lo que se propongan.

Con aprecio,