Existe una tendencia en nosotros los jóvenes de gastar el dinero de manera fácil y rápida, quizás porque no tenemos los hábitos financieros que nos ayuden a ser responsables y administrar de manera consciente nuestros recursos. Esta tendencia puede ser reversible, para ello, debemos ser constantes en nuestros objetivos y asegurarnos de entender que estos cambios por más difíciles que parezcan van a ayudarnos de manera positiva en nuestra estabilidad económica. 

Cuando inicié la escuela secundaria no cabía de la dicha, una de las razones por las que me sentía feliz era que mis papás me habían aumentado la mesada o el dinero para mis gastos escolares. Me sentía todo un “adulto”, pero irresponsable porque empecé a gastar el dinero en cosas innecesarias tales como comida y meriendas extras, salidas con mis amigos al centro comercial, después del colegio, con cualquier otra cosa que se me antojase y que terminaba por descuadrar el presupuesto semanal que me habían asignado. Me solía suceder que faltaban 3 días para que se acabara la semana de clases y en mi billetera solo se encontraban unas cuantas monedas —ya se imaginaran mi situación— ¿con qué vergüenza me acercaba a mis papás y les decía que me había gastado todo el dinero y que lo poquito que tenía no me alcanzaba? ¿cuáles eran mis razones? ¿cómo iban a reaccionar? Lo cierto es que mi mayor miedo era que me castigaran y no me dieran más dinero por un buen tiempo. Cosa que no sucedió en muchas ocasiones porque inventé la excusa perfecta como: “me gasté el dinero en materiales para trabajos”, “en el colegio nos pidieron donar para una actividad”, “las boletas del bingo o del festival de danza” entre otras más.  

Todo eso cambió, cuando recibí una clase de educación financiera que me enseñó principios básicos para tener una economía saludable, dentro de ellos, ser consciente de mis ingresos y gastos a través de un presupuesto personal que me permitió organizar y priorizar mis obligaciones semanales del colegio para que ninguna se quedase por fuera. De esta manera, pude identificar los gastos innecesarios e hice rendir mis recursos. 

Es importante, crear buenos hábitos financieros porque solemos cometer errores en nuestra vida universitaria y profesional al realizar créditos sin las debidas condiciones que nos permitan asumir el compromiso de la deuda o sin conocimiento previo del tema, existe un mal manejo en las tarjetas de créditos y nos endeudamos por no planificar y querer satisfacer nuestros caprichos inmediatos, lo que termina por afectar nuestros proyectos de vida a mediano y largo plazo. Para que eso no suceda te comparto el siguiente checklist de buenos hábitos financieros:

1. Realiza un curso en línea o investiga sobre educación financiera. Esto te permitirá tener las bases para tomar decisiones responsables en cuanto al manejo de tus recursos. 

2. Haz un presupuesto del dinero que recibes y el que gastas. Puedes clasificar los gastos por categorías para que tengas un mayor control sobre tus prioridades.

3. Establece metas financieras. Define tus objetivos de corto, mediano y largo plazo con el fin de realizar acciones puntuales que te permitan alcanzar dichos objetivos. 

4. Ahorra para futuras emergencias o algún proyecto personal que quieras alcanzar.

5. Prioriza tus deudas y cancela de manera oportuna cualquier obligación que tengas con una entidad bancaria o persona. 

6. Revisa los “gastos hormiga”. Son los gastos que haces, pero no están presupuestados y aunque son pequeños tienen la capacidad de afectar tu presupuesto, tales como las meriendas, las golosinas, los accesorios, transportes, etc. 

7. Invierte tu dinero en negocios confiables o reprodúcelo, de tal manera que puedas obtener un poco más de tus recursos iniciales.  

Quizás, te lleve tiempo adquirir estos buenos hábitos financieros, pero lo más importante es que tu proyecto de vida o tus objetivos personales no se vean limitados por la malas decisiones financieras. Actúa de manera segura y responsable a la hora de administrar tus recursos para que tu bienestar no se vea afectado. 

Por: Camilo Vásquez Sánchez. 

Estudiante de Comunicación social y Periodismo.

Redactor Semillero de Mercadeo.