Ramón Illán Bacca y su influencia caribe en las nuevas generaciones
Durante el encuentro "Mirar para atrás sin romperse el cuello: Ramón Illián Bacca y su impacto en las nuevas generaciones", organizado por el Centro Cultural Cayena, escritores y periodistas analizaron el impacto de la obra del escritor samario en la cultura caribe y su particular forma de contarla.
Un grupo de periodistas, escritores y amigos de Ramón Illán Bacca se dieron cita para participar en un encuentro en homenaje al escritor y profesor de Uninorte quien falleció la semana pasada. El conversatorio denominado Mirar para atrás sin romperse el cuello: Ramón Illián Bacca y su impacto en las nuevas generaciones puso a todos a recordar lo buen conversador que era este personaje de las letras caribe.
En el encuentro, organizado por el Centro Cultural Cayena el 26 de enero, participaron Alberto Mario Coronado, editor en jefe de Contexto; los escritores Fabián Buelvas y Paul Brito, y la periodista Ivonne Arroyo, coordinadora editorial de la Fundación Gabo, quienes dialogaron sobre la influencia de Bacca (1938 - 2021) en la formación de los nuevos periodistas, artistas y escritores barranquilleros.
Ivonne Arroyo, también amiga cercana a Ramón, destacó que solía ser una persona agradable y familiar. “Hacía sentir bien a los demás porque siempre hacía comentarios de manera genuina”. Por su parte Paul Brito lo recordó por su "excelente habilidad para intimar con las personas, lo que es notorio en la manera cómo se familiariza con los propios personajes de sus obras”.
Su empatía, su curiosidad y su amor por el caribe convergieron en la capacidad que tenía Ramón para contar historias. “Él podía transformar el mundo en un patio, en una esquina de barrio, en un pequeño pueblo o en una calle de Carnaval”, señaló Brito.
Fabián Buelvas, psicólogo y escritor barranquillero, resaltó que “Ramón era tan caribe, que él lo que hacía en sus obras era traernos lo que le interesaba de otros países y trasladarlo a Ciénaga, a Malambo o a sitios que conocemos”.
Con relación a su habilidad para contar la costa y otros lugares con el mismo estilo literario, Antonio Celia Maestre, director de Cayena, lo describe como un apasionado por la cultura universal, local y regional. “Ramón podía convertir la historia, con mayúscula, en la historia con minúscula”, complementó Brito. A lo que Celia agregó: “en el prólogo de su libro Había una vez Barranquilla él citó 'el mañana es el discípulo del ayer'. Yo creo que Ramón es esa frase encarnada. Él era un testigo de lo que había sucedido en el pasado y lo traía constantemente a colación en sus escritos, pero no se quedaba solamente en el ayer, sino que esas vivencias las anclaba al presente con su manera tradicional de contar”.
Ilustración del diseñador gráfico e ilustrador, Andrés Manjarrés. |
Alberto Coronado, editor de las columnas de Ramón hasta el final de sus días, estableció una relación entre las obras de Ramón y el cine. “Yo veo en la literatura de Ramón una semilla cinematográfica. Sus obras son muy visuales y pueden ser adaptadas al formato del cine por sus diálogos y sus detalladas descripciones. Es decir, Ramón era un escritor muy intertextual y moderno”.
Otro de los acuerdos a los que llegaron los integrantes del conversatorio fue que la influencia de Ramón Illián Bacca en los periodistas, artistas y escritores jóvenes de Barranquilla, más que su escritura, fue su presencia. “Ramón no era un escritor solemne, era un escritor al que te encontrabas en cualquier parte de Barranquilla. Él materializaba la idea de que era posible escribir libros”, comentó Buelvas.
“Ramón Illán Bacca es una figura inevitable del Caribe colombiano. Un personaje total e inescapable de la escena cultural barranquillera. Un acervo profundo de la historia reciente y romántica del caribe. Un convencido del presente como único tiempo importante. Un chismoso profesional. Un conversador delicioso. Ramón fue, es y será brisa”, señaló Celia.
Autor universal, irónico y único. Pese a la admiración de muchos escritores y artistas del caribe, Ramón siempre se quejó de que nadie lo leía. “Yo creo que esa es la suerte romántica de un escritor, que no importa cuántos lo lean sino quién los lea. A mí me gusta pensar que Ramón era el personaje preferido de sus autores preferidos”, agregó Celia.
“Yo creo que, para muchos de los que lo leíamos, Ramón ha significado un gran descubrimiento, porque antes de él no solíamos encontrarnos en un libro. Ojalá fueran muchos más los que leyeran a Ramón” añadió Arroyo.
En la crónica titulada ¿Quién lee a Ramón Illán Bacca?, Buelvas relató el momento exacto en el que el escritor dio un discurso por motivo de su homenaje en el II Congreso de Literatura de la Universidad del Norte, en el año 2013, titulado El legado de Macondo.
«Ramón Illán Bacca Linares, el escritor, toma un papel de la mesa, acomoda sus gafas y comienza a leer: “Hace siete años la decanatura de Humanidades quiso saber a través de un formato cuáles eran mis proyectos para los próximos años. Tomé aquella hoja y escribí sin dudar: estar vivo”». Y, aunque el abogado, profesor y escritor samario nos abandonó el pasado 17 de enero, sigue cumpliendo ese propósito a través de su inolvidable legado literario. Como afirmó Celia, “cada persona que lo lea va a encontrar una parte de su vida en sus escritos, ese es su verdadero impacto. Ramón somos todos”.
Por María Fernanda Salgado
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