“Simón Dice” me parece un juego sin sentido para el hombre, seguir a un grupo como si la instrucción llevara mi nombre, como me llevo con las personas depende de lo que proyecten, ¿Por qué hacer algo que no me gusta para que me acepten?

Me dejo persuadir por la persona que guía el juego, quizá porque es confiable o porque le tengo apego, tal vez porque la acción es fácil de ejecutar, o porque una experiencia previa me hizo recordar.

“Simón dice tienes que saltar” así que sigues la instrucción, “Simón dice haz algo creativo” así que cantas una canción, “siéntate en el piso” te cruzas de piernas porque lo que dicen debes hacer, pero Simón no lo dijo, lo siento, acabas de perder.

Si en el momento no se me ocurre nada un modelo intento buscar, alguien que conozca las normas y sepa jugar, quizá en algún momento yo un modelo pueda ser, para alguien nuevo al juego que también busque aprender.

A veces entre mi conducta y creencias no logro encontrar, algún tipo de explicación que las haga concordar, y aún así sigo las reglas y me dejo llevar, por una sociedad que solo me quiere cambiar.

A raíz de esto muchas cosas negativas pueden suceder, si me ponen condiciones para incluirme, ¿debo cambiar mi forma de ser? Entramos en un dilema que a nuestras creencias pueden descomponer, solo porque alguien un pequeño momento de fama quiere tener.

“Que fea tu camisa” te la cambias aunque te gusta, “todos cruzan en la luz verde” y lo haces aunque te asusta, “dí una mentira no pasa nada” lo haces aunque no esté bien, pero qué tiene, si ahora ese grupo de personas te acepta también.

“Simón Dice” me parece un juego sin sentido para el hombre, porque nos dejamos llevar por instrucciones que no tienen nuestro nombre, si aún no entiendes la idea, te lo voy a resumir, en que a partir de una sociedad nos dejamos influenciar o nos podemos construir.

La mejor palabra para describir todo esto es “encajar”, así que nadie se da cuenta que todos perdimos antes de empezar, por querer ser parte del juego vamos de acuerdo a la idea fundadora, pero en realidad Simón nunca dijo “el juego comienza ahora”