Desde el OECC de la Universidad del Norte, con el apoyo de otros aliados departamentales, hemos venido trabajando durante 2012 en el desarrollo de varios proyectos a los fines expuestos en el título de esta columna.

Para que el departamento Atlántico como el resto de la región Caribe, logre llegar al alto grado de competitividad, en materia de productividad, resulta clave formar una fuerza laboral con los más altos estándares de calidad. Ello, con el objetivo de satisfacer la alta demanda de capital humano que, a la fecha, no se logra cubrir desde y para esta región en el país.

Según datos dispuestos desde el OECC, si tomamos como ejemplo el Departamento Atlántico,  lo que más se requiere es formar profesionales orientados a la metalmecánica, construcción e inmobiliaria, turismo, telecomunicaciones, químicas y programas relacionados con el sector salud. Esto sin contar la importancia que existe en el aprendizaje de segundas lenguas que demanda la región frente al TLC con Estados Unidos y los que vienen a futuro para Colombia (Europa y Corea, por ejemplo).

Pese al claro diagnóstico productivo que exige un importante departamento del Caribe, como es el Atlántico, el sector productivo ha entregado a la fecha solo el 13,1% de profesionales relacionadas con las apuestas productivas vinculadas con el área de salud, por ejemplo.

Por ello, necesitamos el delineo de un modelo de educación que responda a las expectativas de los jóvenes y familias, pero además al sistema productivo. Se requiere por tanto una profunda reforma que ayude a dar respuesta a las dimensiones personales y laborales de cada estudiante y sector productivo tiene, en cada uno de los departamentos de nuestra región, sino que además ayude a reducir la alarmante tasa de deserción de alumnos que tenemos en nuestras universidades en la actualidad.